DINERO.



¡Oro!, ¡oro maravilloso, brillante, precioso!

¡No, oh dioses, no soy hombre inconsecuente que haga plegarias inconsecuentes!

Un poco de él puede volver lo blanco, negro;

lo feo, hermoso;

lo falso, verdadero;

lo bajo, noble;

lo viejo, joven;

lo cobarde, valiente .

Esto va a arrancar de vuestro lado a vuestros sacerdotes y a vuestros sirvientes;

va a retirar la almohada de debajo de la cabeza del hombre más robusto;

Este amarillo esclavo va a atar y desatar lazos sagrados,

bendecir a los malditos,

hacer adorablela lepra blanca,

dar plaza a los ladrones y hacerlos sentarse entre los senadores, con títulos, genuflexiones y alabanzas;
El es el que hace que se vuelva a casar la viuda marchita y el que perfuma y embalsama como un día de abril a aquella que revolvería el estómago al hospital y a las mismas úlceras.

Vamos, fango condenado, puta común de todo el género humano que siembras la disensión entre la multitud de las naciones,

voy a hacerte ultrajar según tu naturaleza.

De "El Timón de Atenas" de W. Shakespeare.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El dinero es la causa de muchos males actuales, pero ¿de verdad su desaparición sería buena o solo provocaría el caos absoluto?.

Oberst_Hessler dijo...

Depende porque se podria sustituir el dinero por metales preciosos, joyas o piedras preciosas, aunque tambien hasta hace poco menos de un siglo en zonas rurales el dinero casi no se usaba y todo era mediante el trueque. Me acuerdo de relatos de mi abuelo, que pagaba en no recuerdo si la medida era la fanega de trigo por un año de afeitado y corte de pelo.

JULIUS dijo...

Dinero, oro, cuchillo, dinamita, coche...
Simplemento son. Están ahí. Depende de nosotros la utilidad que le demos.
El oro ha estado ahí siempre, es el hombre el que le confiere "valor". Es por ello que he ilustrado la entrada con una foto de una puesta en escena de "El oro del Rin" de Wagner.
Todos los personajes de la obra conocían la existencia del oro en las profundidades del Rin. Fasolt, Fafner, Wotan, Freia, ... pero solo Alberich es el que lo roba para transmutarlo en joya, es el que le dá el valor añadido. Para apropiarse del oro paga un tributo, "renunciar al amor". El enano no lo duda, con el poder del oro transmutado podrá "forzar" a las mujeres.
Para quién no está empapado en "El oro del Rin" es complejo, pero en definitiva estamos hablando de pecados capitales: Lujuria y avaricia.