EL SISTEMA Y NUESTRA SALUD

En mi eterna búsqueda  de ser menos imperfecto, cada día me planteo dejar de fumar. Antes que por el deterioro de mi salud, mas lo siento por la debilidad del ánimo que me domina. No detecto, de momento,  merma en mis facultades físicas pero el daño del tabaco seguro que me pasará factura. 
Fumar es malo para la salud, pero llevo peor  la poca tenacidad que demuestro cada vez que enciendo un cigarrillo.
 Pensando en todo aquello que perjudica mi salud caí en cuenta que vivimos en una total y permanente agresión a nuestra salud.
La vida moderna nos expone a un aluvión de agentes contra nuestra salud.
Uno de esos agentes es la radiación.

RADIACIONES
Antenas de repetición por todas partes, que en muchos casos están camufladas en forma de chimeneas, palmeras, incluso crucifijos.
dormitorio-con-radiaciones.jpgParece ser que la continua exposición la red "wi-fi" tampoco es aconsejable. No sé hasta qué punto las cocinas de inducción no irradian los alimentos. Los hornos microondas, los teléfonos móviles, los rayos X de los aeropuertos, los detectores de metales y un excesivo uso del método diagnóstico por TAC.
Los rayos solares llegan a nuestra piel con mucha mas carga cancerígena que hace décadas, debido quizás al adelgazamiento de la capa de ozono.

ALIMENTOS
La industria alimenticia, exponente máximo de la inmoralidad capitalista,  encauza a las nuevas generaciones a una ingesta adictiva de porquerías hiperazucaradas. El resultado es que cada vez vemos mas obesidad infantil. Una obesidad descomunal acompañada de hipercolesterolemia e hipertensión.
Consumo desmesurado de la sabrosa porquería en forma de hamburguesa que despacha el explotado y tiranizado personal de los restaurantes  (por llamarlos de alguna manera) de comida rápida.
 Hay que ver la elaboración de muchos de los productos que compramos en el supermercado. 
Nada que ver esos productos envasados en "tetrabriks" con la leche que nos dicen que va dentro. ¡Nada que ver!
Proliferan los precocinados  de "calentar y listo" porque ya se han ocupado de tenernos muy ocupados en intentar subsistir en jornadas laborales que no son acordes a los adelantos técnicos disponibles.
Las granjas avícolas que tienen a los pollos hacinados, en crueles condiciones de vida, alimentados a saber con qué.
¿Nos acordamos de las vacas locas?
Frutas y verduras que no saben a nada, transgénicos. Imposible diferenciar el sabor de una manzana de el de una pera. Perdido para siempre el sabor de la fresa, del tomate, del melón...
Una parte cada vez mayor del pescado que consumimos procede de infectas piscifactorías.
Capitalismo. Producción, producción...  producción al mínimo coste posible sin importar la calidad, el sabor o lo que es peor, la salubridad.
 Es increíble la cantidad de substancias químicas que llevan las cosas que nos llevamos a la boca. ¡Que nos metemos en el cuerpo!.
Conservantes, acidulantes, colorantes, potenciadores del sabor, espesantes...
Por todo ello no me parece extraño la proliferación de mil tipos de alergias.

HOGAR
 Pensemos por un momento en todos los productos químicos distintos que se guardan en el armario de limpieza. Sobraría con un buen jabón, amoníaco y lejía.
En nuestro organismo metemos trazas de jabón fregaplatos concentrado, los vapores de quitamanchas de cualquier superficie (KH 7), los vapores de los ambientadores de hogar... ¿Qué tendrán?. Aerosoles mata-bichos para todas las especies, incluída la humana.

¿Y para la higiene y aseo personal? ¿Sabemos la química de los colutorios, los dentifricos, lacas en spray, los desodorantes...?
¿Cuantos años se utilizó alegremente el amianto?.  Inhalar sus partículas en suspensión en el aire provocaba cancer. 
¿No estará eso mismo pasando ahora con el plástico? El plástico en todas sus formas. Como envoltorio de alimentos, aparatos eléctricos como televisores, consolas, teclados... incluso de las fibras textiles como el famoso forro polar.
¿quién no nos dice que el polvillo que se desprende de las fibras sintéticas no sea el amianto del siglo XXI?



HABITOS

El sedentarismo,  esa pasividad perniciosa tanto para el cuerpo como para el ánimo. La chiquillería no  juega en la calle. Desde el sofá de casa los niños conectan "on line" con chicos que ni siquiera conocen en interminables sesiones de videojuegos ausentándose de las auténticas relaciones humanas. Criaderos de almorranas y colesterol.
  Las chicas están siendo orientadas a patrones estéticos enfermizos. La publicidad de la moda está llena de mujeres esqueléticas. Una pasarela de moda para mujeres parece un casting para una película hollywoodense sobre Dachau. 

 El sistema ataca las mentes de nuestras niñas incitándolas a la anorexia y otros trastornos alimentarios perniciosos.
En el polo opuesto tenemos la proliferación de gimnasios donde se proclama un insano culto al cuerpo. Hipertofias musculares fomentadas por todo un mercado de sustancias que provocan un exagerado crecimiento de la masa muscular.

El deporte de élite parece estar contaminado de esas sustancias anabolizantes.
La vigorexia, ese transtorno mental en la que los sujetos que la padecen se ven siempre enclenques y se someten a extremas sesiones de ejercicio que acaban de forma letal en muchos casos.
Es EL SISTEMA el que nos atiborra de antibióticos. La mafiosa industria farmaceútica es la que se ha encargado de que los médicos receten antibióticos a tutiplén alegremente. Antibióticos que por otra parte tienen un efecto devastador sobre el medio ambiente.
Los botiquines de muchos hogares son auténticas farmacias. Ancianos que machacan sus hígados tomando incontroladamente pastillas para contrarrestar los efectos secundarios de las recetadas anteriormente. Una pescadilla que se muerde la cola
.
 Las cadenas de TV encadenan a sus audiencias, ávidas de la bazofia que emiten, hasta altas horas de la noche. El descanso es sustituido por vigilia de seseras yermas. 
Años de deficiente descanso dará como fruto sujetos enfermos. Las alteraciones del sueño son  muy habituales.
Las ciudades modernas son caldo de cultivo para la proliferación de DEPRESIONES.
Las prisas, los horarios encorsetados, los desplazamientos interminables de casa al trabajo y del trabajo a casa. Un permanente "no llego" en esta vida a contra reloj. 
Espero dejar de fumar pero no estaré libre de perjudicar mi salud mientras viva en este sistema.


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